jueves, 6 de agosto de 2009

Fiesta del Vino (Leyenda de Sant Vicens de Calders, Tarragona, Catalunya)


Hom creu que totes les feines relacionades amb la verema convé començar-les en lluna creixent, perquè són més productives i els raïms donen més vi.   Fins on és possible, hom comença a tallar i a trepitjar en creixent, i hom hi trasbalsa i premsa el vi.   Els anys que no és possible començar-hi la verema I el trepitjar I encupar most I brisa, perquè el creixent és massa avançat o tardà, diuen que la collita no dóna tant”.



Traducción



"Se cree que todos los trabajos relacionados con la vendimia conviene empezarlas en luna creciente, porque son más productivas y las uvas dan más vino. Hasta dónde es posible, se empieza a cortar y a pisar en creciente, y se trasega y prensa el vino. Los años que no es posible empezar la vendimia Y el pisar Y encupar mosto Y brisa, porque el creciente es demasiado adelantado o tardío, dicen que la cosecha no da tanto"


  Otras costumbres se practicaban en los tiempos en que Joan Amades escribió lo de arriba en su “Costumari Català”, como, por ejemplo, que las faenas de la vendimia debían durar siete semanas trabajando incluso el domingo si fuera menester, a cambio de entregar a la Iglesia “un carretellet de bon vi destinat a la celebració dels Sants Oficis”.( una carretilla de buen vino destinado a la celebración de los Santos Oficios)

 


En el bellísimo pueblo de Sant Vicens de Calders se celebra siempre el sábado, 2 de septiembre, La Fiesta del Vino, convertida ya en tradición. El origen de la reunión anual tiene su punto de magia.

 


 

Dice la leyenda que hace ya muchos años, el primer sábado de septiembre, mientras los hombres bajaban a la viña y las mujeres quedaban reunidas en la plaza preparando las viandas, apareció un carruaje con una mujer muy vieja. Les entregó a las mujeres allí reunidas un ramillete de hierbas y un conjuro, a fin de que la vendimia fuera buena. Las hierbas eran “farigola, romaní, María Lluïsa, poniol i espigos” y el conjuro decía “cada any tal nit com la d’avui les fareu bullir, a la gent del poble n’heu d’oferir i una bona collita heu de tenir” (cada año tal noche como la de hoy las haréis hervir, a la gente del pueblo la teneís que ofrecer y una buena cosecha debéis tener). Las mujeres, no muy convencidas, fueron al monte a buscarlas y les explicaron a sus hombres el suceso. Hicieron lo que la vieja les había dicho, lo bebieron y comprobaron que se había convertido en licor. Desde entonces, cada año, se reunieron el primer sábado de mes de septiembre, para beber el licor en comunidad.

 


 

 Desde el pie del empinado núcleo urbano, donde se habilita la zona para aparcamiento, el cerro que es Sant Vicens aparece iluminado y muy concurrido. Cada pocos pasos ofrecen productos relacionados con la fiesta que se celebra: pan untado en vino y azúcar, mosto, vasos de vino con escalibada y la cena a elegir: cocas enramadas, el sopar del  verenador compuesto de pan con tomate, arengadas y raïms, y vino, naturalmente. El postre, helado de algarroba, riquísimo.

 

La prensa de lliura (la única de Catalunya en funcionamiento) es manejada por expertos.

 


 

 

 

La nota de humor a veces la pone una congregación religiosa encargada de procesionar la portadora miraculosa, de la que algunos afirman, medio en broma, medio en serio, que tiene propiedades capaces de hacer concebir a parejas estériles.

 

 

 

 

En Sant Vicenç de Calders se dan cita puntaires, cesteros, una echadora de cartas, ceramistas, bufadores de vidrio, herreros y forjadores, afiladores y cereros, todos haciendo demostraciones de sus respectivos oficios y vestidos a la usanza.

 


 

En la iglesia, abierta e iluminada, se proyectan vídeos relacionados con la fiesta que se esta viviendo.

 


 

 

Pueden adquirirse productos, siempre con la moneda oficial, el vicenç, para lo que se instalaron puestos de cambistas. Vino, cava, vinagre y el licor de Sant Vicenç. Pero sobre todo, se vive un ambiente festivo, de hermandad y simpatía, en un pueblo precioso y encantador, además de muy bien conservado.

 


 

 

llama la atención, un algarrobo muy viejo, con un tronco enorme y unas raíces que se extienden por un buen trecho de una de las calles que suben hacia el centro de San Vicenç.

 

 

        Lloança a la portadora

 

        Yhavé, Yhavé, la portadora

        Yhavé, Yhavé, és miraculosa.

 

        A Sant Vicenç poble

        diu que l’an trobat

        demaneu miracles

        no s’hi pot negar.

 


        Yhavé, Yhavé, la portadora

        Yhavé, Yhavé, és miraculosa.

 

        Tu que portaràs

        dins teu el nou vi

        ajuda’m a caminar

        durant tot el camí.

 

Traducción:

 

Alabanza a la portadora

 

 Yhavé, Yhavé, la portadora

Yhavé, Yhavé, es milagrosa.

 

A Sant Vicenç pueblo

dice que la han encontrado

pedír milagros

no se puede negar.

 

Yhavé, Yhavé, la portadora

Yhavé, Yhavé, es milagrosa.

Tú que llevaras

dentro de ti el nuevo vino

ayudame a andar

durante todo el camino.

 

Texto: Isabel Goig Soler e Israel Lahoz

Montage y recreación Crisma

Estoy justamente al lado de vacaciones, por ello os quiero hacer participes, de esta maravilla de pueblecito

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