lunes, 26 de agosto de 2013

ASÍ NACIO UN CONTINENTE… EL ORIGEN DE EUROPA – 2ªParte

ASÍ NACIO UN CONTINENTE…    EL ORIGEN DE EUROPA – 2ªParte

Amanece la Europa moderna…

El modelo minoico fue barrido por otro que penetró en toda Europa con fuerza incontenible. En efecto, unos años después de sacar a la luz los restos de Troya, H. Schliemann decidió dirigirse a Micenas, la ciudad de la que había sido rey Agamenón, el jefe de las fuerzas atacantes de Troya.

 H. Schliemann

Enseguida encontró seis tumbas excavadas en la roca: contenían los cuerpos de nueve hombres, ocho mujeres y dos niños, Asombrado contempló que los rostros de cinco de esos hombres estaban cubiertos por máscaras de oro, como si hubiesen querido perpetuar sus rasgos. A su alrededor había multitud de objetos valiosos, especialmente armas: puñales y espadas de bronce, señas de identidad de estos hombres cuya vida y cuya gloria estaban basadas en la ejecución de la guerra.

Mascara de Oro de Agamenón

            Schliemann, en efecto, había descubierto tumbas de guerreros. Éstas estaban excavadas en una fortaleza rodeada por murallas imponentes, colosales que los antiguos llamaban “ciclópeas”, pues el enorme tamaño de sus sillares les hacía pensar que sólo podían haber sido movidas por los gigantescos cíclopes monóculos. ¡¡Qué diferencia con los palacios minoicos, donde ni murallas ni armas tenían sitio!!.

La puerta de los Leones, otro de los descubrimientos de Schliemann en Micenas

            La importancia de Micenas es tan grande que ha dado nombre a todo un período de la Historia conocido como “micénico” ; una civilización de guerreros indoeuropeos que aparecen en la península Balcánica en torno al años 1700 – 1600 a.C..
Homero los llamó aqueos (Achaioí) y hoy sus nombres siguen resonando en nuestros recuerdos :
Aquiles, Ulises, Agamenón, Áyax…


Leyes machistas en Micenas…

Cuando los aqueos o micénicos consiguieron asentarse en territorio balcánico, pusieron en marcha un modelo de sociedad que ha tenido un éxito verdaderamente extraordinario. En realidad, las bases que establecieron en su sistema de convivencia están vigentes hasta el día de hoy. Estas normas tenían como objeto demoler la antigua sociedad minoica, matriarcal y pacífica, y establecer un modelo de estado y de sociedad basado en la preponderancia del varón, la práctica sistemática de la guerra, la conquista de territorios, la consiguiente esclavización de sus habitantes y, especialmente la desaparición social y política de la mujer, que quedo confinada, como Penélope, al estrecho mundo de la vida doméstica.

Espada Micenica – algunas con incrustaciones de oro

            En virtud de los datos que poseemos, sabemos que la sociedad micénica se organizó para conseguir estos objetivos. Podemos afirmar que las ciudades-estado eran gobernadas por reyes (basileîs) que llegaban al trono por herencia, aunque no había una línea hereditaria constante; unas veces el rey era el más venerado de los ancianos, como ocurre con Néstor, rey de Pilo, otras veces el rey era el jefe del clan familiar más poderoso, como Agamenón en Micenas o Menelao en Esparta.
            El poder de estos basileîs abarcaba tres ámbitos: eran jueces, depositarios de una autoridad que viene de los dioses, cuya voluntad debían interpretar en ausencia de leyes escritas. Se les consideraba también sacerdotes o jefes supremos del culto, intermediarios del dios o dioses que protegían la ciudad. En este campo tenían ayudantes a los que solemos llamar también sacerdotes, aunque se trataba más bien de magos o adivinos, bendecidos por el don adivinatorio. Y, finalmente, actuaban como máximos jefes militares y caudillos del ejército.

Compleja armadura Micenica

            Mas estos reyes estaban lejos de ser  monarcas absolutos. Cuando debían tomar una decisión importante, especialmente en relación con la guerra, escuchaban a los ancianos y a los jefes de las familias más importantes. Además, con frecuencia solían convocar y consultar a la asamblea de los ciudadanos en armas, vasallos obligados a servir en el ejército, pero también hombres libres que ejercían su derecho de opinar con libertad. Sin duda se trata del embrión de lo que habría de ser la asamblea popular de un estado democrático como el ateniense.

            No dejaremos de citar a los dos grupos excluidos de esta sociedad: los esclavos y las mujeres. En el caso de los esclavos, no hay ninguna duda de que son una de las consecuencias más notables de la guerra. Heráclito lo vio con claridad cuando ya en el siglo VI a.C afirmaba:
“la guerra es el padre de todos, el rey de todos. A unos los hace dioses, a otros hombres. A unos los hace libres, a otros esclavos”
Mujer Micenica y su esclava

            En relación con las mujeres, la sociedad micénica fue verdaderamente diligente, pues la clave del éxito del modelo patriarcal que se pretendía perpetuar estaba en la desaparición social de las hembras. (El libro de Bernardo Souvirón “Hijos de Homero”, trata este tema con calma y de una forma muy clara, por lo que quien esté interesado en ello, le remito al libro)

Diremos pues que si los griegos micénicos y los griegos posteriores no hubieran logrado este objetivo, su modelo de sociedad se hubiera visto seriamente comprometido y, probablemente, hubiera fracasado.

Anclados en nuestro pasado…

El hecho relevante es que hoy nuestra globalizada sociedad sigue siendo igual que era la de ellos: explota los frutos de la guerra, excluye a verdaderas multitudes de los beneficios de la riqueza, esclaviza sin piedad a quienes están destinados a producir bienes de consumo y, a pesar de algunos indicios aparentemente optimistas, sigue excluyendo a las mujeres de los ámbitos decisorios.

            Ciertamente, la progresiva incorporación de la mujer a la vida social, política, empresarial e, incluso militar es en mi opinión un dato objetivo, aunque engañoso, pues se está produciendo sólo cuando ellas mismas parecen haber aceptado el modelo masculino de éxito social. Esto supone que ninguna mujer, es disposición de tomar decisiones políticas de alto nivel, podría hacerlo si, por ejemplo, cuestionara la guerra como mecanismo de resolución de conflictos.

            El éxito del modelo micénico de sociedad patriarcal ha ido probablemente mucho más allá de lo que sus propios inventores imaginaron. Y es que, tres mil seiscientos años después, muchas mujeres ( a cuya costa se construyó tal sociedad) han asumido e interiorizado ese modelo, incluso cuadno creen oponerse a él.
FIN

Fuente: Muy historia nº 36- Bernardo Souvirón   
Montaje y recreación: Geli

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